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Historias y modos de vida de la comunidad aborigen Maleku
Morpho Evasaions Costa Rica lleva varios años colaborando estrechamente con la comunidad amerindia de Malekus, en la región norteña de Guatuso. Los Malekus quieren mostrar a los visitantes su modo de vida y su rica cultura.
Los Malekus son uno de los pocos grupos indígenas de Costa Rica que han conseguido mantener viva su lengua, la maleku-haikaLos Malekus pueden construir viviendas circulares y chozas cónicas con fines rituales, así como grandes casas rectangulares -conocidas como "casas"- para su modo de vida tradicional, basado en la caza, la pesca, la horticultura y la recolección. Los Malekus pueden construir viviendas circulares y chozas cónicas con fines rituales, así como grandes casas rectangulares -denominadas palenques - para uso social y ceremonial. Sus artesanías incluyen calabazas grabadas y máscaras de madera que representan animales como jaguares, monos, serpientes y mariposas (Ceruti, 2010: 42).
Aquí proponemos combinar la información recogida en la comunidad por el decano de una familia con estudios extraídos de libros universitarios de antropología que aportan más detalles sobre la historia y la cosmovisión de esta comunidad.
La comunidad Malekus es el grupo amerindio más pequeño de Costa Rica, con unos 700 habitantes en todo el país (Aguilar, 2022: 48); viven principalmente en la Reserva Indígena de Guatuso (Reserva Indígena de los Guatusos) creada en 1976. La reserva tiene una superficie de 2.994 hectáreas y está situada en el distrito de San Rafael de Guatuso, en la provincia de Alajuela, con tres sitios principales: El Sol, Tonjibe y Margarita (Vázquez, 2006: 28). La reserva está situada entre los ríos El Sol, La Muerte y La Cucaracha, atravesados de norte a sur por la carretera nacional conocida como Corredor del Atlántico Norte desde 1983. (Aguilar, 2022: 48). Además, sólo 20% del territorio Malekus están realmente bajo administración indígena; los 80% restantes están ocupados por alóctonos (pueblos no amerindios) (Morales, 2015: 178).
Mientras Rigoberto se dirige a su nieto en maleku y éste responde en español, el abuelo nos da detalles de su lengua materna:
"Les hablo en maleku y me contestan en español. Lo entienden, pero no quieren hablarlo. Probablemente les da vergüenza. Cuando era niño, me decían que hablar maleku no estaba bien, que era mejor olvidarlo y hablar en español. Eso pensaba yo. Cuando llegaron los invasores, nos llamaron "Indios y "cerdos", como si nuestra lengua fuera inútil. Así que los malekus tienen la idea de que su lengua es inútil y que deberíamos olvidarnos de hablar en maleku. Pero ahora es muy importante para mí, es una bendición haber tenido tantas lenguas, tantas costumbres, es muy bueno y ya no me da vergüenza hablar en maleku".
A su vez, Carajaca, el nieto de Rigoberto, explica algunas nociones básicas para entender la lengua:
"En maleku, los colores se describen de forma más gráfica y directa. Por ejemplo, para decir amarillo, no utilizamos la palabra amarillo como en español, sino que lo describimos como parecido a la flor del calabacín, que es amarilla. Del mismo modo, otras tonalidades se asocian a elementos de la naturaleza, como la flor de calabaza, que representa un tono amarillo anaranjado o más ocre. El rojo, por ejemplo, se asocia al color de la sangre, y se utiliza la palabra Li, que significa sangre. También puede asociarse al color de las gambas. Se describen diferentes tonos de blanco, desde un blanco muy puro como el del ñame, hasta un blanco más cálido y menos intenso, similar al color de la leche de ule, que es más moteado. Estos son los colores más utilizados y reconocidos en la cultura maleku. También existe un diccionario maleku elaborado por un profesor de la Universidad de Costa Rica que ha trabajado en él durante los últimos 50 años. Aunque el profesor falleció hace unos años, otro estudiante ha retomado su trabajo. Este diccionario abarca tanto las traducciones del maleku al español como las del español al maleku, lo que lo convierte en un recurso muy completo para la conservación y el estudio de nuestra lengua".
No es de extrañar que los Maleku ofrezcan un curso de iniciación a la lengua como parte de las actividades de su centro turístico. Los visitantes pueden sumergirse en el corazón de su cultura aprendiendo algunas nociones básicas de maleku para abrirse a su cosmovisión, su forma de ver y entender el mundo. Este taller le ayudará a comprender que, aunque compartamos el mismo mundo, hay mil y una formas de verlo, decirlo y sentirlo.
I- Comunidades amerindias de Costa Rica
Costa Rica Hay 8 comunidades indígenas divididas en 24 territorios denominados Reservas Indígenas el Bribris, Cabécares, Malekus, Chorotegas, Huetares, Ngabes, Bruncas y Terrabas. Los amerindios costarricenses representan 2,4% de la población total del país (según el último censo de 2011); suman alrededor de 104.000 personas y 34,5% viven en Reservas Indígenas (Aguilar, 2022: 47). Derecho aborigen (Ley Indígena) de 1977 reconoce legalmente estos territorios establecidos en los últimos 45 años. Según esta ley, los territorios indígenas son inalienables e imprescriptibles, intransferibles y exclusivos de las comunidades nativas que los habitan. Sin embargo, la falta de demarcación física y de aplicación de esta legislación ha permitido que personas ajenas se apropien de tierras y recursos, lo que ha llevado a la destrucción de las formas de vida de los nativos. En la actualidad, solo 60% de las tierras de reserva están en manos indígenas (Morales, 2015: 177). El siguiente mapa muestra la distribución geográfica de los distintos territorios amerindios en Costa Rica (Aguilar, 2021: 24):
II- Los Malekus durante la colonización y en el siglo XIX
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Territorios robados y poblaciones diezmadas
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Estilo de vida entre los siglos XIX y XX
- Eran buenos cazadores, selectivos con los animales que capturaban para el consumo, ya que existían complejas normas de prohibición, tabúes y comportamiento establecidas por los Tocu marama (dioses). Estos dioses indicaban qué animales salvajes no debían comerse, ya que se consideraban impuros y podían causar males como la locura, la incitación al mal comportamiento y la muerte. La caza era una actividad principalmente masculina. Sin embargo, las mujeres y los niños participaban en la caza de iguanas y aves cerca de sus casas y en las parcelas cultivadas, y acompañaban a los hombres en los largos viajes. Cocinaban para los cazadores, les ayudaban a trinchar y ahumar la carne para conservarla y la transportaban a sus casas.
- Los Malekus utilizaban diversas técnicas de pesca que incluían el buceo, el uso de arcos y flechas, lanzas, cuerdas de fibra y anzuelos de hueso de animal, así como un veneno extraído de la corteza de dos lianas conocido como cúriquirra.
- La recolección de muchas plantas y hierbas silvestres con fines medicinales también era una práctica esencial. Utilizaban una gran variedad de medicinas elaboradas con raíces, enredaderas, hierbas, hojas, cortezas, flores y semillas para tratar diversas enfermedades como la diarrea, la gripe, la tos, el asma, el reumatismo, la artritis, la diabetes, la inflamación y la anemia.
- La base alimentaria de la comunidad maleku procedía principalmente de los campos de plátanos, cacao y maíz, complementados con proteínas animales obtenidas de la caza y la pesca.
III - Vida cotidiana actual
1. El cacao en el corazón de la vida Maleku
Al llegar a la comunidad, nos reciben las tres generaciones de la familia: el hijo, el padre y el abuelo. El abuelo nos da la bienvenida en maleku y su nieto, Carajaca, traduce: estamos en tierras sagradas y debemos purificarnos. Para ello, nos traen una bebida de cacao, que bebemos y nos frotamos por el cuerpo. El abuelo explica que el cacao es fundamental en la vida de los Malekus; es un alimento sagrado que les protege de muchas enfermedades, ¡incluidos los mosquitos! Cuando nace un bebé, por ejemplo, se le aplica un poco de grasa de cacao caliente en el ombligo para evitar infecciones. Esta bebida se toma todos los días, a partir de las 4 de la mañana, antes de que salga el sol. Primero hay que ducharse y luego tomar un poco de cacao para alejar a los malos espíritus. Este superalimento recorre todo el ciclo vital de los Malekus y les sigue incluso después de la muerte. Explica Rigoberto: "Un maleku dice: "No quiero que me entierren en casa cuando me muera". Porque no tenemos cementerio, pero la vestimenta es importante: una manta de lentisco (es un árbol) que se superpone con varias capas, plumas en la frente, cacao y el bastón de poder. Estos objetos están ahí para compartirlos con los demás muertos, porque es como una gran casa donde se reúnen todas las almas. Antes de llegar a la casa, hay un puente que el difunto debe cruzar, con un demonio que quiere llevarse el alma. El difunto debe decir "soy un dios", levantar la pluma y utilizar el bastón de madera del poder para cruzar al otro lado. El bastón se utiliza para cada persona que muere. Aquí murieron cinco Malekus y pudieron recibir el bastón de madera del poder, que es muy pesado. Estos diferentes ornamentos se utilizan para los que ya están enfermos y a punto de morir. Pero para las muertes trágicas, como los accidentes, los dejamos en la montaña, porque no podemos tenerlos con nosotros".
2. Comidas
A continuación, Rigoberto nos habla de su dieta y de un plato tradicional llamado mafuriseca. De niño, le servían esta comida en grandes hojas de bijagua. Se necesitan cinco capas de hojas para cocinar el pescado en su interior, que luego se cuece al fuego. Las dos primeras capas se queman, mientras que las capas inferiores permanecen intactas pero conservan el sabor ahumado. Este tipo de cocción produce mucho vapor, que libera un sabor anisado natural. Llega su nieta y nos sirve este famoso plato mientras Rigoberto continúa su explicación: "Los invasores que vinieron decían "pueblo inmundo, ¿por qué coméis esto?". ¡Porque nuestra comida estaba hecha de cacao, maíz, mandioca, ticisqui, carne de animales silvestres, pescado y fruta de los árboles que recogíamos en las montañas! Nos lo decían porque estaban acostumbrados a comer arroz, judías y cerdo, así que para ellos éramos unos guarros". Esto demuestra la importancia que Rigoberto concede a la historia de la colonización y al trato dispensado a su comunidad, cuya alienación fue tan total que aún hoy siente las consecuencias en su vida cotidiana.3. Estrategias locales para la revitalización lingüística de una lengua autóctona
