
Monteverde le invita a descubrir el bosque nuboso con su exuberante naturaleza, pero el interés de esta zona rural no se limita a su fauna y flora: esconde un saber hacer presente desde hace muchas generaciones.
En 1948, el agricultor Higinio Santamaría dejó su pueblo natal de San Ramón para viajar a Monteverde. Tardó más de quince días en llegar a su destino, ya que viajó a pie con sus carretas de bueyes para instalar un "Trapiche" en Monteverde. Esta máquina tradicional se utiliza para prensar la caña de azúcar y extraer el jugo utilizando bueyes. A continuación, el zumo se transforma en azúcar mediante técnicas de cocción.
Trece años después de que Higinio llegara a Monteverde, su hijo Juan creó una empresa y compró un "Trapiche" motorizado para facilitar su uso. Finalmente, en 2005, el nieto de Higinio decidió abrir las puertas del Trapiche a los visitantes para mostrarles el proceso de creación del azúcar de caña, así como del café y el cacao.
Una visita a este Trapiche es realmente una inmersión en la vida rural de una familia costarricense; nuestro guía, un amigo de la familia que ha jugado en sus tierras desde muy joven, conoce todos los secretos.
Primero nos lleva a las plantaciones de café. Entre otras cosas, aprendemos que hay más de cien especies diferentes de cafeto, pero que sólo tres se utilizan para elaborar la bebida: Ibérica, Arábica y Robusta. La Ibérica se encuentra principalmente en Asia, pero su producción mundial sólo representa el 1%; el resto de la cosecha se obtiene de la Arábica y la Robusta.
Nuestro guía explica que, por su tamaño, Costa Rica no puede competir con la cantidad de producción de otros países como Brasil, Vietnam o Colombia. Así que el país se concentra en la calidad del producto, utilizando únicamente café Arábica, a menudo considerado la más noble de las tres especies existentes en el mercado.

Dependiendo de la variedad de café arábica que se plante y del lugar donde se cultive, el sabor puede cambiar radicalmente. Y esto se debe a tres factores principales que permiten estos matices: la variedad, la calidad del suelo y el clima. Además, la forma en que se procesa la fruta también puede producir sabores diferentes. Cada rama del árbol puede producir hasta cien frutos, pero no todos madurarán al mismo tiempo; la cosecha tiene lugar entre octubre y febrero y cada cinco o seis años hay que cortar el árbol por el tronco para que vuelva a crecer y a florecer.
Continuamos nuestro paseo por la propiedad de la familia, ¡y nuestro guía se detiene ahora frente a enormes plantaciones de caña de azúcar!

Un golpe rápido con el machete y ya estamos masticando nuestro trozo de caña. Es como beber agua azucarada; la caña es fibrosa y no se puede tragar, ¡pero el agua azucarada está deliciosa! A continuación nos enseñan el famoso Trapiche: esta máquina de hierro y madera solía ser accionada por bueyes, pero desde hace muchos años el sistema se ha modernizado y ahora utiliza un motor. El azúcar se lleva a ebullición para extraer una especie de caramelo líquido, que luego se coloca en grandes bandejas de madera hasta que se enfría (cuando el azúcar cuaja). A cada uno se le da un poco de esta pasta de azúcar y se le dice que la remueva muy fuerte con una espátula de madera durante varios minutos. Es agotador porque hay que hacer trabajar los brazos. Pero la recompensa está ahí, ¡hemos ganado unos caramelos estupendos hechos con nuestras propias manos, que aquí se llaman sobado! ¡Qué delicia!
La última parte de nuestra visita se centra en el cacao. Monteverde no es el mejor lugar para cultivar cacao, ya que el clima no es precisamente el ideal, pero la familia tiene mucho interés en mostrarnos el proceso de cultivo y recolección del cacao, así como las diferentes etapas del proceso de producción. ¿Cómo se pasa de un trozo de fruta a una tableta de chocolate? Estas etapas son largas y meticulosas, y nuestro guía se toma el tiempo necesario para explicárnoslas, por supuesto, haciéndonos probar cada parte del proceso...

Como colofón a esta maravillosa visita, le invitamos a que nos acompañe en una degustación... No entraremos en detalles sobre su composición, sino que le invitamos a que venga a descubrirlo con sus propios ojos... ¡y sus propias papilas gustativas!